Para mi hijo Gonzalo,
que se está haciendo hombre.
No te di raíces.
Llegaste a mi vida
con raíces propias
y te fui regando
con poquita cosa,
con agüita fresca
como si estuviera
con mi amor regando
una tierna rosa.
A veces fui débil
otras veces fuerte
algunas temblé
temiendo tu suerte
y seguí regando
incansablemente
sabía que un día
ya serías hombre y
crecerían alas
en tu espalda noble.
Hoy ya estás volando
porque desde el alma
lograste soñando
lo que tanto ansiabas
y me hace feliz
saber tu alegría
porque estás volando
ya tu propia vida.
1 comentario:
¡Felicitaciones por tu trabajo en el Taller y por este precioso blog!
También me gusta el poema.
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(No recibí el correo para el día del amigo del que me hablaste porque hotmail me bloqueó)
Besos.
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