viernes, 13 de junio de 2008

Algo nuevo, por Hilda Herranz


Desde donde estés, envíame algo nuevo.

No sé qué,

pero algo para hacerme trinar de alegría.

Para sentirte otra vez a mi lado

con tu risa cristalina,

tu voz melodiosa,

tus caricias suaves

y tus besos apasionados.

Ya sé, tu dirás ¿Eso es nuevo?

Sí, siempre es nuevo lo que viene de ti.

Desde donde estés, piensa en mí.

Qué espero del Taller Literario, por Hilda Herranz


Del Taller Literario qué espero?. Poder manifestar la parte escondida de mi personalidad…me cuesta tanto hacerlo!. Pero lo necesito. En el taller expreso mis sueños, mis emociones, mis desdichas, es mi amigo. Ese amigo que yo elegí para hablarle y escucharlo, sin miedos, sin críticas, el que todo lo permite, el que no comenta nada de lo confiado.

Difícil encontrar un amigo que a uno lo contenga, que lo satisfaga en las necesidades emocionales.

Yo lo encontré en el Taller Literario donde hallo paz, mis dudas se disipan y el amor florece.

El amor a la vida, a las cosas hermosas de los seres que conozco y sobre todo, el amor a mí.

Tras las alas del alma, por Ana María Accinelli



Escribir es, dejar en libertad el alma, el espíritu, el corazón, dejar tras sus alas de viento deslizar las palabras que entre sílabas se adueñan del ritmo para iluminar un poema, idealizar una historia o un sueño perdido en un cuento.

Escribo para despedir la soledad, la tristeza, la angustia, para calmar un dolor, expresar en una hoja estas locas fantasías que llenan mi mundo bohemio, soñar, aspirando el eterno néctar de la vida y soltar hacia el viento esta multitud de sensaciones.

La escritura me ampara de las sombras y así en una tarde fría y gris, la busqué, entre murmullos metido en sufrimientos, desnudando en el fulgor del trueno todo mi ser, mientras un rayo de luna se deslizaba en transparencia sobre mi desnuda piel, en medio de aquellas noches solitarias y perdidas canciones, donde la calma de infinitas ansiedades y esas locas travesuras de estudiantes la traían a mí.

Y la encontré junto a mi vida, quimera de locos caminantes, invadida por amores sin dueño, vidas paralelas, donde se encierran muchas cavidades en espera de un milagro que cautive, que emocione, ante el susurro del viento, donde mis ansias y la poesía se mezclen, donde la alegría nos inunda el corazón y nos invade la pasión y el ensueño, en el torrente fluido de una prosa.

Un lugar, una historia, poemas en el aire con dejo de tristeza, donde el sol que calienta el alma y la lluvia que borra el lodo estampado en las palabras, naveguen por mi sangre.

Ahí conmigo, en un caminar incesante por esas calles desiertas, serena, cabizbaja, con la mirada perdida, distraída, lejana, dos bohemias, dos solitarias para recordar la vida con sus historias, detenerse y sentir en un silencio confundido el alarido estrellarse contra el cristal o sentir enmudecer la tarde ante el impío rectángulo oscuro, mientras el sol estrangula sus rayos contra la débil roca y un suspiro se evapora.

Hoy, sueño tu sueño y deliro entre el cuento y la poesía, mientras la lluvia y el viento se abanican en caricias, una noche de verano, bancos de piedra y madera voy soñando de tu mando, acariciando la vida, compartiendo las partidas, navegando por esos mares de pasión amor y olvido, voy caminando la vida, llevando a cuestas tu historia y una parte de la mía.

Soy caminante sin rumbo, bohemia, solitaria, naufragando en soledades, besos brujos en la boca sin amantes, perdida en los pensamientos donde la llama de una quimera se consume en el pecho, confundida por un sentimiento en espera. Sobre escombros, martiriza la tortura, como un río que corre sin llevarse la reseca que esparcida por el viento va invadiendo toda el alma.

Sabe de mi locura y esta insoportable espera al olvido.

Me imagino volar, dejar de estar, para ser y en su ausencia, sombra blanca que se desliza por el arco de la risa o lágrimas, que en cascada van mojando el papel sin lograr borrar lo escrito.

Sabe de mi delirio y de estas ansias locas de imaginación y misterio que se agolpan en mi mente y se amontonan por salir, son luces y son sombras que desfilan en lento juego, entre un delicado y puro soneto, un cuento extraído de una historia de vida o un poema que grita soledad.

Escribir, elevar en un canto todo lo que se siente, plasmar hacia la corriente para no expirar, navegar en un soplo, esparciéndose en los vértices mientras violentos volcanes surgen ansiosos después de la arteria saliente del sol.

Cuando un soneto hecho canción florezca en el piano y sólo su respiración se perfume entre las manos, prendida a sus alas buscaré mi alma en un suspiro callado, sumergida en el sueño azul que se cierra en respuestas sin palabras, en noche de silencios con sombras aturdidas.

Podrá el tiempo borrar las huellas pero los escritos quedarán y así en cada uno de ellos como una llama viva, la permanencia, la existencia de existir.

Escribir es soñar, es vivir, es soltar los sentimientos más íntimos, la fibra más profunda de nuestro ser, volar, tras las alas del alma, está la libertad.


Ironía, por Hilda Herranz



Dentro del planeta los hombres viven cada uno su realidad.

Según el lugar físico que ocupan crean su historia, la que va unida a una sucesión de hechos e ideales de hombres que van tejiendo en el ser humano marañas de pasiones internas formadas por lealtad, fe, esperanza, amor a su suelo.

Unidos por la misma lengua cada uno siente la sensación de pertenecer a ese espacio físico y también cada uno a su manera lo ama y defiende.

El planeta está formado por muchos espacios físicos donde hombres y mujeres comparten su tradición sin conocerse.

Sucede a veces que a pesar de vivir en lugares lejanos con costumbres y lenguas distintas, se tienen cosas en común, la lengua del otro, aprendida cada uno en su país, el gusto por algunos autores literarios, lo que determina que encontrándose en algún momento esos seres puedan ser amigos.

Pero a veces, ese encuentro se realiza en condiciones emocionales muy negativas como en la guerra, donde cada ser va a conciencia a defender lo que cree justo. Pero las guerras las arman los hombres y casi siempre son mandados por la insensatez, el ego y la soberbia de alguien que se cree dueño de la verdad y entonces los que van no obedecen a sus sentimientos sino a la conveniencia del otro.

Y se encuentran frente a frente enemigos sin serlo. No se conocieron como para ser amigos por sus afinidades y como una ironía del destino fueron enterrados juntos cubiertos por la blanca nieve que parece gritar su inocencia.


¡FELIZ DÍA DEL ESCRITOR!