domingo, 8 de junio de 2008

Solicitud de ingreso a usted, por Virginia Guida



Estimado señor vecino del 9º B:

Sin dudas debe parecerle extraño y hasta loco recibir esta carta por debajo de su puerta, siendo que ya nos hemos encontrado varias veces en el ascensor, especialmente esta mañana y yo podría haberle dicho a usted esto de frente, sin necesidad de andar deslizando a escondidas mis palabras atrevidas que se escaparon y se quedaron pegadas en esta hoja.

Y la verdad, señor vecino del 9º B, es que hago esto, porque no en vano usted vive en el “novenobe”, porque creo que usted “no ve no ve”; es decir y para aclarar mejor las cosas, señor vecino, o usted no ve no ve o se hace el que no ve.

Por tal motivo es que aquí le presento formalmente mi solicitud de ingreso a usted aportando los siguientes datos personales a fin de que los tenga en cuenta al momento de su decisión:

Nombre:

(lea en la pared del ascensor, está rayado con la punta de mi llave)

Edad:

La exacta como para hacer con usted la pareja perfecta.

Domicilio:

Justito debajo de su dormitorio, sus ronquidos se escuchan como si durmiera al lado mío….ahhhhhhhhhh

Teléfono: 68354790……REPITO: 68354790

Profesión:

Enamorada

Experiencia previa:

Ninguna. Acabo de recibirme de enamorada por lo tanto debería practicar un poquito para tener la experiencia necesaria y de esa manera usted logre aceptarme. Por qué será que siempre piden gente con experiencia? Cómo vamos a tener experiencia si nunca nos enamoramos?

Repito. Acabo de enamorarme. Me enamoré esta mañana cuando lo vi con ese traje azul tan impecable, la camisa blanca que hacía juego con sus dientes y sus canas que asoman en las sienes. Y ni hablar de esa corbata azul con corazoncitos rojos que parecían querer escaparse para meterse en mi escote. Y sin duda que alguno debe haberse metido, porque desde esta mañana que siento aquí dentro (en el escote, digo) un tic tac que me tiene loca.

Dispongo del horario que usted desee, full time si es necesario y mis pretensiones de salario se limitan a sentir sus brazos rodeando mi cintura, disfrutar de sus besos hasta llegar al éxtasis, poder gozar con esa sonrisa que le sale cada vez que me dice buen día y es como si me dijera “la amo”.

Y es que si usted me ama, señor vecino del 9ºB, ya casi no hay nada que arreglar, porque usted me ama y yo lo amo, qué más podemos pedir?.

Esperando con dos cafecitos una pronta respuesta a mi solicitud, cuando quiera, esta tarde si le parece, yo voy a estar en casa, me despido de usted con un suspiro no sin antes desearle la mejor de las decisiones, que si es ésta , la de elegirme, estoy segura que no se va a arrepentir.

Enamoradamente.

Su vecina la que usted ya sabe.