domingo, 29 de junio de 2008

Prohibido, por Virginia Guida


Como todo...prohibido, siempre prohibido.

Disfrute de la plaza, señora, pero por favor prohibido pisar el césped…

Se puede comer de todo, la dieta esa es fantástica!!! Pero… prohibidos los dulces, el pan y el alcohol…

Hay que vestirse a la moda, eso me hace más joven, pero prohibido ponerse ropa ajustada porque marca los rollitos.

Hay que ver ese espectáculo cómico que dan en el teatro, los vas a pasar bien mamá, pero no te rías como lo hacés siempre, tu risa se escucha desde la calle…

El CD que me compré con las últimas canciones de ese conjunto brasileño, está buenísimo, pero prohibido escucharlo a todo volumen, los vecinos se pueden molestar.

Prohibido reír, prohibido comer, prohibido cantar, prohibido lucir, prohibido llorar, prohibido hablar en misa, prohibido…prohibido…prohibido amarte, hasta eso tengo prohibido. Vivamos el momento pero no te enamores…está prohibido, dijiste…

Cómo podremos amarnos sin que te ame?

sábado, 21 de junio de 2008

Volver a pensar…. por Eladia Cicaré


Cuántos proyectos pierden valor cuando se truncan las ilusiones…

Tengo fuerzas, ganas, pero caen como las estrellas fugaces del cielo, tan rápido se desvanecen como flores de una noche.

Quiero seguir teniendo esperanzas para llegar a mis metas , no son tantas , pero si difíciles.

Me pregunto, ¿cuántas veces me equivoqué en mi vida para tener estas pruebas, que no termino de aprobarlas?.

Mis años también son muchos, ¿cuando recibiré mi título?.

Espero que Dios me diga, “esto es lo último, un esfuerzo más, a disfrutar”. Tengo un hogar, marido, hijos y nietos pero….tengo que volver a pensar en qué pronto lo sabré, mejor dicho me lo confirmarán es una nueva cirugía.

Cuando era más joven tomaba las decisiones rápidamente. Todo lo hacía con facilidad y sin pensar demasiado.

Es cierto que con los años adquirimos experiencia, pero para el dolor nunca se aprende.


Eladia Cicaré

La máquina de coser, por Eladia Cicaré


¿Escuchaste el timbre? Debe ser la señora del tercero que viene a ver la máquina de coser, parece que le interesa, así que le voy a pedir $300.

- ¡Buen día Juanita, pase le voy a enseñar la máquina, la verdad que es una joya tiene muchos años pero ya no la uso!. ¡Trabajé tanto en ella!, sí quiere cosemos algo para que vea cómo funciona, está perfecta. Cuando terminaba el día de trabajo, yo la limpiaba con Blem, casi la acariciaba porque nunca me dejó con algo sin terminar, hasta es testigo de las tertulias en este lugar cuando con mis cuñadas hacíamos la ropa para mis clientas. Es completa sabe? Borda, hace zig-zag y muchas cosas más. Yo estoy segura de que la voy a extrañar… ¿qué voy a poner en ese lugar? Buéh… lo pensaré, tal vez lo mejor sería una foto, la que sacó mi hijo hace mucho tiempo, es que estábamos tanto tiempo juntas, yo sentada junto a ella, era casi un romance, siempre fue mi compañera fiel…

Lo único que le voy a pedir, si la compra, es que la lustre, ¿sabe? siempre con el mejor producto; o mejor se lo compro yo hasta que se acostumbre a su casa y a su cuidado. Si usted me permite de vez en cuando la iré a ver, no quiero que me extrañe…ah…de noche ciérrela y póngale una manta encima, le gusta que la mimen. Oh, disculpe, me olvidaba, tiene nombre, se llama Fedele, jajaja, usted pensará que estoy loca, pero es casi una persona. También está acostumbrada a escuchar música clásica, no le ponga música popular porque salta la puntada o rompe la aguja.

¿Viste Manuel?, se fue sin decirme si la quiere comprar…ni me dio tiempo de decirle el precio…

ELADIA CICARÉ

viernes, 20 de junio de 2008

Raíces y alas propias, por Virginia Guida


Para mi hijo Gonzalo,

que se está haciendo hombre.


No te di raíces.

Llegaste a mi vida

con raíces propias

y te fui regando

con poquita cosa,

con agüita fresca

como si estuviera

con mi amor regando

una tierna rosa.

A veces fui débil

otras veces fuerte

algunas temblé

temiendo tu suerte

y seguí regando

incansablemente

sabía que un día

ya serías hombre y

crecerían alas

en tu espalda noble.

Hoy ya estás volando

porque desde el alma

lograste soñando

lo que tanto ansiabas

y me hace feliz

saber tu alegría

porque estás volando

ya tu propia vida.

Niña-mujer, por Virginia Guida

A mi hija Mariana

una de las dos razones de mi vida…


Así te imaginé

igual a mí,

a veces nena,

corazón abierto-

Otras,

diferente a mí,

impenetrable

mujer

de pensamiento

incierto.

Quisiera saber

qué sentís

qué te duele

qué te invade

-algo presiento-.

Cómo desearía

volverme diminuta,

meterme en tu alma

y allí

quedarme inserta

para velar tus pasos

mi niña mujer…

mi pequeña.

lunes, 16 de junio de 2008

Dulces papas fritas, por Virginia Guida



Se sentó en la mesa de al lado, abrió su agenda y se puso a controlar seguramente las obligaciones del resto del día. Tal vez tenía una cita con una chica ( ¿estaría allí esperándola a ella?), tal vez una entrevista de trabajo, un turno en el médico. No sé, pero estaba sentado allí, solo, en la mesa de al lado. Y yo, también sola, a su izquierda. Por qué si los dos estábamos solos, estaba mal visto que yo le dijera:

-¿Querés venir a mi mesa y charlamos? ¿Qué hubiera pensado la señora gorda que nos miraba mientras su marido leía el diario y ella se entretenía en imaginar vidas ajenas? ¿Qué hubiera dicho el mozo que iba y venía llevando cafés y cervezas y acababa de dejar una en su mesa, si de pronto lo viese venirse conmigo?

No me animé a decirle nada pero seguí observándolo, se rascaba una oreja, se sacó el suéter, el sol no lo molestaba como a mí porque usaba lentes oscuros. Como yo tenía que girar la cabeza a cada rato para poder verlo bien, me cambié de lugar. Ahora, ya de frente, le clavé la mirada y creo que se dio cuenta. Tosió nervioso, se rascó otra vez la oreja y abrió el diario. Pude ver cómo, de a ratos, asomaba sus ojos por encima del papel y me espiaba. Yo sé que me espiaba. Me hice la disimulada aunque me moría porque me hablara.

De pronto aparecieron dos chicos, tendrían unos doce y trece años y con un papáaaa, se le colgaron del cuello, lo llenaron de besos y sin perder tiempo pidieron dos coca- colas.

-¿Y mamá?- preguntó ( yo no me perdía detalle)

- Salió con Diego, fueron al cine. (¿El tal Diego sería otro hijo o el segundo marido de la tal mamá?)

-Papá- dijo el que parecía menor- Marcela, no viene?

-Marcela ya no vendrá, vamos a pasarla muy bien los tres solos.

Enseguida sonó el teléfono. La Marcela, pensé yo. Pero él no atendió, dejó sonar dos rings el celular y luego lo apagó.

Se llenaron de coca colas, hamburguesas y papas fritas (yo me moría por robarles algunas).

No pude evitar mi sonrisa de oreja a oreja, cuando en el momento en que salía, al pasar a mi lado, me guiñó un ojo y me dijo:

-Dejo los chicos y vuelvo, me quedé con ganas de más papas fritas.

sábado, 14 de junio de 2008


¡FELIZ DÍA

PARA TODOS LOS PAPÁS DEL TALLER

"ENTRE EL VERDE Y LA PALABRA"!

VIRGINIA

viernes, 13 de junio de 2008

Algo nuevo, por Hilda Herranz


Desde donde estés, envíame algo nuevo.

No sé qué,

pero algo para hacerme trinar de alegría.

Para sentirte otra vez a mi lado

con tu risa cristalina,

tu voz melodiosa,

tus caricias suaves

y tus besos apasionados.

Ya sé, tu dirás ¿Eso es nuevo?

Sí, siempre es nuevo lo que viene de ti.

Desde donde estés, piensa en mí.

Qué espero del Taller Literario, por Hilda Herranz


Del Taller Literario qué espero?. Poder manifestar la parte escondida de mi personalidad…me cuesta tanto hacerlo!. Pero lo necesito. En el taller expreso mis sueños, mis emociones, mis desdichas, es mi amigo. Ese amigo que yo elegí para hablarle y escucharlo, sin miedos, sin críticas, el que todo lo permite, el que no comenta nada de lo confiado.

Difícil encontrar un amigo que a uno lo contenga, que lo satisfaga en las necesidades emocionales.

Yo lo encontré en el Taller Literario donde hallo paz, mis dudas se disipan y el amor florece.

El amor a la vida, a las cosas hermosas de los seres que conozco y sobre todo, el amor a mí.

Tras las alas del alma, por Ana María Accinelli



Escribir es, dejar en libertad el alma, el espíritu, el corazón, dejar tras sus alas de viento deslizar las palabras que entre sílabas se adueñan del ritmo para iluminar un poema, idealizar una historia o un sueño perdido en un cuento.

Escribo para despedir la soledad, la tristeza, la angustia, para calmar un dolor, expresar en una hoja estas locas fantasías que llenan mi mundo bohemio, soñar, aspirando el eterno néctar de la vida y soltar hacia el viento esta multitud de sensaciones.

La escritura me ampara de las sombras y así en una tarde fría y gris, la busqué, entre murmullos metido en sufrimientos, desnudando en el fulgor del trueno todo mi ser, mientras un rayo de luna se deslizaba en transparencia sobre mi desnuda piel, en medio de aquellas noches solitarias y perdidas canciones, donde la calma de infinitas ansiedades y esas locas travesuras de estudiantes la traían a mí.

Y la encontré junto a mi vida, quimera de locos caminantes, invadida por amores sin dueño, vidas paralelas, donde se encierran muchas cavidades en espera de un milagro que cautive, que emocione, ante el susurro del viento, donde mis ansias y la poesía se mezclen, donde la alegría nos inunda el corazón y nos invade la pasión y el ensueño, en el torrente fluido de una prosa.

Un lugar, una historia, poemas en el aire con dejo de tristeza, donde el sol que calienta el alma y la lluvia que borra el lodo estampado en las palabras, naveguen por mi sangre.

Ahí conmigo, en un caminar incesante por esas calles desiertas, serena, cabizbaja, con la mirada perdida, distraída, lejana, dos bohemias, dos solitarias para recordar la vida con sus historias, detenerse y sentir en un silencio confundido el alarido estrellarse contra el cristal o sentir enmudecer la tarde ante el impío rectángulo oscuro, mientras el sol estrangula sus rayos contra la débil roca y un suspiro se evapora.

Hoy, sueño tu sueño y deliro entre el cuento y la poesía, mientras la lluvia y el viento se abanican en caricias, una noche de verano, bancos de piedra y madera voy soñando de tu mando, acariciando la vida, compartiendo las partidas, navegando por esos mares de pasión amor y olvido, voy caminando la vida, llevando a cuestas tu historia y una parte de la mía.

Soy caminante sin rumbo, bohemia, solitaria, naufragando en soledades, besos brujos en la boca sin amantes, perdida en los pensamientos donde la llama de una quimera se consume en el pecho, confundida por un sentimiento en espera. Sobre escombros, martiriza la tortura, como un río que corre sin llevarse la reseca que esparcida por el viento va invadiendo toda el alma.

Sabe de mi locura y esta insoportable espera al olvido.

Me imagino volar, dejar de estar, para ser y en su ausencia, sombra blanca que se desliza por el arco de la risa o lágrimas, que en cascada van mojando el papel sin lograr borrar lo escrito.

Sabe de mi delirio y de estas ansias locas de imaginación y misterio que se agolpan en mi mente y se amontonan por salir, son luces y son sombras que desfilan en lento juego, entre un delicado y puro soneto, un cuento extraído de una historia de vida o un poema que grita soledad.

Escribir, elevar en un canto todo lo que se siente, plasmar hacia la corriente para no expirar, navegar en un soplo, esparciéndose en los vértices mientras violentos volcanes surgen ansiosos después de la arteria saliente del sol.

Cuando un soneto hecho canción florezca en el piano y sólo su respiración se perfume entre las manos, prendida a sus alas buscaré mi alma en un suspiro callado, sumergida en el sueño azul que se cierra en respuestas sin palabras, en noche de silencios con sombras aturdidas.

Podrá el tiempo borrar las huellas pero los escritos quedarán y así en cada uno de ellos como una llama viva, la permanencia, la existencia de existir.

Escribir es soñar, es vivir, es soltar los sentimientos más íntimos, la fibra más profunda de nuestro ser, volar, tras las alas del alma, está la libertad.


Ironía, por Hilda Herranz



Dentro del planeta los hombres viven cada uno su realidad.

Según el lugar físico que ocupan crean su historia, la que va unida a una sucesión de hechos e ideales de hombres que van tejiendo en el ser humano marañas de pasiones internas formadas por lealtad, fe, esperanza, amor a su suelo.

Unidos por la misma lengua cada uno siente la sensación de pertenecer a ese espacio físico y también cada uno a su manera lo ama y defiende.

El planeta está formado por muchos espacios físicos donde hombres y mujeres comparten su tradición sin conocerse.

Sucede a veces que a pesar de vivir en lugares lejanos con costumbres y lenguas distintas, se tienen cosas en común, la lengua del otro, aprendida cada uno en su país, el gusto por algunos autores literarios, lo que determina que encontrándose en algún momento esos seres puedan ser amigos.

Pero a veces, ese encuentro se realiza en condiciones emocionales muy negativas como en la guerra, donde cada ser va a conciencia a defender lo que cree justo. Pero las guerras las arman los hombres y casi siempre son mandados por la insensatez, el ego y la soberbia de alguien que se cree dueño de la verdad y entonces los que van no obedecen a sus sentimientos sino a la conveniencia del otro.

Y se encuentran frente a frente enemigos sin serlo. No se conocieron como para ser amigos por sus afinidades y como una ironía del destino fueron enterrados juntos cubiertos por la blanca nieve que parece gritar su inocencia.


¡FELIZ DÍA DEL ESCRITOR!

jueves, 12 de junio de 2008

Creí, por Virginia Guida



Cuando creí que no servía

cuando sentí que no vivía

cuando creí que ya nada

yo podría

cuando sentí que me moría

cuando el mundo

sobre mi alma se caía

cuando no tenía sentido

ni el sol

ni las estrellas

ni la noche

ni la lluvia

ni mis días…

fue así como de pronto

poco a poco

fue desvaneciéndose

mi nube

mi oscuro cielo se abrió

y volví a vivir

volví a sentir que yo podía

que el corazón no estaba roto

que mi alma estaba viva

que tenía piernas y manos

y escribía…

escribía un te quiero

un te amo

llantos…risas…

escribía a mis hijos

al dolor

a la alegría

y dí gracias a Dios…

por la luz…

por mi paz…

por esta vida…

domingo, 8 de junio de 2008

Solicitud de ingreso a usted, por Virginia Guida



Estimado señor vecino del 9º B:

Sin dudas debe parecerle extraño y hasta loco recibir esta carta por debajo de su puerta, siendo que ya nos hemos encontrado varias veces en el ascensor, especialmente esta mañana y yo podría haberle dicho a usted esto de frente, sin necesidad de andar deslizando a escondidas mis palabras atrevidas que se escaparon y se quedaron pegadas en esta hoja.

Y la verdad, señor vecino del 9º B, es que hago esto, porque no en vano usted vive en el “novenobe”, porque creo que usted “no ve no ve”; es decir y para aclarar mejor las cosas, señor vecino, o usted no ve no ve o se hace el que no ve.

Por tal motivo es que aquí le presento formalmente mi solicitud de ingreso a usted aportando los siguientes datos personales a fin de que los tenga en cuenta al momento de su decisión:

Nombre:

(lea en la pared del ascensor, está rayado con la punta de mi llave)

Edad:

La exacta como para hacer con usted la pareja perfecta.

Domicilio:

Justito debajo de su dormitorio, sus ronquidos se escuchan como si durmiera al lado mío….ahhhhhhhhhh

Teléfono: 68354790……REPITO: 68354790

Profesión:

Enamorada

Experiencia previa:

Ninguna. Acabo de recibirme de enamorada por lo tanto debería practicar un poquito para tener la experiencia necesaria y de esa manera usted logre aceptarme. Por qué será que siempre piden gente con experiencia? Cómo vamos a tener experiencia si nunca nos enamoramos?

Repito. Acabo de enamorarme. Me enamoré esta mañana cuando lo vi con ese traje azul tan impecable, la camisa blanca que hacía juego con sus dientes y sus canas que asoman en las sienes. Y ni hablar de esa corbata azul con corazoncitos rojos que parecían querer escaparse para meterse en mi escote. Y sin duda que alguno debe haberse metido, porque desde esta mañana que siento aquí dentro (en el escote, digo) un tic tac que me tiene loca.

Dispongo del horario que usted desee, full time si es necesario y mis pretensiones de salario se limitan a sentir sus brazos rodeando mi cintura, disfrutar de sus besos hasta llegar al éxtasis, poder gozar con esa sonrisa que le sale cada vez que me dice buen día y es como si me dijera “la amo”.

Y es que si usted me ama, señor vecino del 9ºB, ya casi no hay nada que arreglar, porque usted me ama y yo lo amo, qué más podemos pedir?.

Esperando con dos cafecitos una pronta respuesta a mi solicitud, cuando quiera, esta tarde si le parece, yo voy a estar en casa, me despido de usted con un suspiro no sin antes desearle la mejor de las decisiones, que si es ésta , la de elegirme, estoy segura que no se va a arrepentir.

Enamoradamente.

Su vecina la que usted ya sabe.

viernes, 6 de junio de 2008

Ese día...,por Eladia Cicaré


Estaba segura de que volverías, porque aunque nos habíamos despedido enojados , sin hacer ninguno de los dos nada para reconciliarnos, el día siguiente era una fecha muy importante para nosotros.

Empezaríamos un nuevo camino juntos; habíamos soñado que sería para toda la vida. Sin embargo, me acosté triste y preocupada. No podía dormir, estaba nerviosa, hasta que comencé a soñar escenas muy dolorosas donde yo estaba vestida y esperándote para partir los dos al registro civil. Era ya la hora y no llegabas.

De pronto me despertó la voz de mi mamá que me decía: - Levantáte, ya es la hora, van a llegar tarde al registro civil! Yo todavía tenía temor y dudas por el sueño, podría ser una premonición. Todos me decían estás pálida, desayuná bien y vestíte. Mi padre ya estaba con su traje nuevo, mi madre y mis tías ordenado todo para el almuerzo. Yo seguía con miedo.

Cuando sonó el timbre de casa, temblaba. Llegaste y me abrazaste fuerte, sin decirme nada. Ahí comprendí todo lo que sin palabras me transmitiste.

Era un 14 de Julio, hacia mucho frío, pero lo sentí como un día de primavera. Entonces partimos felices, seguros de nuestro proyecto de vida por muchos años.

Eladia Cicaré

jueves, 5 de junio de 2008

Qué cosas enseñan en la escuela!, por Virginia Guida

-Dijo la maestra que busque en las revistas.

-¿Qué es lo que tienes que buscar?

-Todo lo relacionado con las estrellas.

-Pero eso no está en las revistas, hijo, en las revistas sólo hablan de las estrellas de cine.

-¡Entonces quiero ir al cine, mamá!

-Qué tonterías dices, ahora tienes que hacer la tarea. A ver… ¿qué más te ha enseñado la maestra?

-Me ha enseñado a resolver problemas de regla de tres.

-Eso no se enseña! Eso se aprende con la vida. ¡Si habremos resuelto problemas con tu padre... y los dos solitos… nada de tres!

-Pero los de la maestra son problemas para hacer cuentas, mamá.

-Como los de tu padre y míos, problemas de números, números para pagar, números para cobrar…

-¿Te conté que la maestra nos ha enseñado geometría?

-No. ¿Y qué es geometría?

-Bueno, muy bien no sé, pero es algo de los cuadrados.

-¿Así que cuando tu abuela dice que tu padre es cuadrado, está hablando de geometría?

-No mamá…no! Eso es otra cosa.

-Y qué más…qué más te ha enseñado la maestra?

-Me ha enseñado la historia…Colón, las tres carabelas, los viajes, los hermanos Pinzón.

-Pinzón dijiste? Jacinto Pinzón, el que vino a arreglar la máquina de lavar ropa y dejó todo desarmado? Ya sabía yo que no volvería y resulta que ahora me entero que se fue de viaje!

-A ver… qué más te ha enseñado tu maestra?

-¿Sabes? Me ha enseñado a escribir poemas.

-¿Poemas?... cómo es eso?

-Palabras con musiquita, mamá.

-A ver hijito, explícame eso.

-Dice la maestra que se siente aquí dentro, en la panza, que es como una cosquillita y que si cierras los ojos, estarás diciendo te amo.

-Pero, si cierras los ojos no ves a quien amas.

-Pero se siente, mamá.

-A mí nunca me dio cosquillas en la panza y tu papá sabe muy bien que yo lo amo.

-Dice la maestra, que cuando uno escribe una poesía es como si estuviera volando.

-Sólo se vuela en avión, no conozco otra manera…aunque también vuelan los pájaros y las mariposas, pero eso es otra cosa.

-Nunca volaste mamá?

-No

-Yo sí, yo volé esta mañana, tempranito, cuando iba a la escuela.

-Cómo…no fuiste caminando?

-No mamá, esta mañana, volé mientras pasaba al lado de Marianela y las cosquillitas me hicieron reír la panza.

-Ay hijo, hijo! Qué cosas tan raras te enseñan en la escuela!