viernes, 20 de noviembre de 2009

Los zapatos, por Eladia Cicaré


Como todos los domingos, nos vestimos para visitar a la abuela. Yo me vestí elegante, es que a mamá le gusta que me arregle bien.
A la última que vestí fue a Virginia. ¡Es tan inquieta…! Corre, juega, se tira al suelo y no me gusta que llegue con la ropa arrugada. Ese día estrenaba un vestido blanco con aplicaciones en azul, muy lindo que le compré en La Favorita; todo lo de ese negocio es buena calidad por eso hasta los zapatitos le había comprado allí. Pero…todo iba bien hasta que se los puse. Empezó a llorar diciendo que le molestaban, entonces le puse los zoquetes tratando de convencerla pero constantemente se los sacaba y tiraba diciendo que quería ir descalza. Tratando de entretenerla le di un caramelo…¡gran error!, se lo sacaba de la boca pegoteando el vestido. Traté de calmarme y le dije: - Mientras terminás el caramelo te voy a peinar- pero ella seguía haciendo caprichos, mi paciencia se estaba colmando y la hora de salir se aproximaba.
Carlos, mi hijo, es mucho más tranquilo, él ya estaba vestido y esperando. Mi marido también, con las llaves en la mano y el auto listo para partir.
Pero esta niñita de 2 años estaba muy caprichosa.. Como de costumbre empezamos a discutir con mi marido, me dijo que la nena era así porque yo la consentía y que o salíamos ya o nos quedábamos en casa y yo para no tensar más las cosas le dije: - Alzála y que vaya sin zapatos.
Virginia, estaba felicísima, se había salido con la suya. Mamá nos recibió como siempre, feliz de vernos. Yo tenía a la nena en brazos y con la cartera le tapaba los piecitos, pero de todos modos mamá la descubrió sin zapatos. Entonces mentí. - Se le perdió un zapato por eso le saqué el otro- le dije a mamá.
Sentadita en un banco, sonriente y desafiante, Virginia me miraba con aires de ganadora, cualidad que aún ahora, mayorcita, sigue conservando.
Hoy tenemos la foto de esos caprichos. La verdad…¡está hermosa con los piecitos al aire!.

1 comentario:

Marta Alicia Pereyra Buffaz dijo...

Hermoso blog, Virginia.

Hay que continuarlo.

Besos.