Ya falta poco. Como siempre, como todos los años, falta poco para que llegue la Navidad y empiece a invadirme la misma melancolía de siempre y un sinfín de recuerdos. Se mete por cada uno de mis poros el aroma a jazmines, ese aroma que dejó impregnado cada rincón de mi casa, de mi cuerpo, de mi alma. Te acordás de ese día?. Llegaste escondido detrás de un enorme ramo, tan grande que tuviste que asomar la cabeza para que yo pudiera ver tu sonrisa que desbordaba. Nos sentamos en la sala, dejé el ramo de jazmines sobre la pequeña mesa ratona y mientras la orquesta de Ray Conniff no paraba de tocar, me dijiste que te ibas, que tenías que viajar a España, que volverías para Navidad, que me amabas, que me extrañarías, que yo era lo mejor que te había pasado en al vida, que te llevabas una foto mía, que...
Ahora estoy ansiosa. Otra vez estoy aquí esperándote. Miro por la ventana y veo esa arboleda por donde apenas se filtra un rayito de sol y vuelvo a imaginar el aroma de los jazmines. Pongo a Ray Conniff que empieza a sonar a todo volumen y aunque quiera aturdirme para no darme cuenta de que no volverás, el olor a jazmines está cada vez más cerca.
Tocan el timbre… estoy temblando.